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A lo largo de mi vida literaria me he topado con diversos interrogantes respecto a la lectura, los libros y aquellos que se catalogan como "best seller". ¿Cuál es la diferencia que la gente marca? ¿Qué sentido tiene catalogarlo? ¿Acaso no cuenta como literatura? México es uno de los países que menos lee, ni adultos, ni jóvenes, ni niños… o eso dicen. Yo pienso que los jóvenes leen, y no me refiero solo a Twitter, Wattpad o Whatsapp, no, los jóvenes leen literatura.
Lo veo en mi prima, que le encanta la literatura, ella es temeraria; porque no le tiene miedo a nada. Le da igual leer un libro de ochocientas páginas o un poemario de cincuenta, un libro de hace dos siglos, uno reciente, novela romántica, de ficción, fantasía; le da igual. Ella lee todo lo que pongan por delante y le encanta, le divierte.
Esa famosa frase de “Los jóvenes de hoy en día no leen” es falsa, los jóvenes sí leen, considero que esta frase existía mucho antes de que existiesen los jóvenes de hoy en día. Siempre se les crítica y pocas veces se les pide su opinión. La gente habla y la gente deja hablar a aquellos que se supone conocen a los jóvenes: elocuentes, eruditos… son muy fáciles de reconocer: tienen barba y lentes. Ellos hablan de los jóvenes sin tener idea de lo que piensan.
Yo me planteo, ¿alguna vez habrán sido jóvenes? No creo, sino, por qué no saben que nadie más sabe de sentimientos que un adolescente, nadie se emociona más con la muerte de un personaje, con el primer beso de dos protagonistas, con un final injusto. Nadie lo comparte con más fervor en sus redes sociales, indignado con un: “Oh, Dios mío, ¿cómo ha pasado esto?” y sucede y va más allá.
Podría decir que los jóvenes leen tal vez no más que los adultos, pero sí con más pasión.
Lo digo yo, que no me considero adulto, he notado que, con el tiempo, según vas creciendo te vuelves más pasivo, extraño a ese adolescente que leía hasta cinco libros a la vez, que los terminaba en un mes o menos, extraño esa pasión por la literatura que abrió las puertas a lo que ahora estoy estudiando. Me hubiese gustado aprovechar esa época, en la que las hormonas están ahí, a flor de piel, que cualquier cosa puede provocar enojo, ira, dolor y en ocasiones también calma, amor, empatía.
La literatura nos transmite todo eso, por eso me fascina leer y a los jóvenes también. Podría decir que la literatura juvenil supone el 20% de las ventas de la industria editorial, pero dejaré de lado los datos y les recomiendo ir a ferias de libro, las ferias de libro importante de Guadalajara o de la Ciudad de México, se encontrarán fascinados porque; cuáles son las mesas que tienen más fila, cuáles son las que tienen más individuos esperando por la firma de su autor; quién madruga a las seis de la mañana para que Benito Taibo, Elena Poniatowska y Chris Pueyo para tener esas firmas… Los jóvenes.
Leen apasionadamente, y a veces, leen con miedo. En resumen, a los jóvenes les encanta leer y es curioso que cuando preguntas por lecturas escolares responden títulos como: El Quijote, La Celestina, Los Miserables… y es correcto, son lecturas indispensables en la vida de un lector, pero realmente sabemos lo que le gusta a los jóvenes, se pretende enseñar los clásicos y en vez de eso se enseña a los clásicos a la fuerza, fuerzan el gusto de la literatura, los jóvenes comienzan a leer por obligación y no por gusto, fuerzan al pensamiento “por Dios, ¿esto es leer? mejor me voy a ver Netflix”.
Un adolescente de quince años no puede apreciar la singularidad del lenguaje, la profundidad de los personajes de “La Celestina”, a veces hace falta tener conocimientos sobre la teoría literaria para entender las novelas. Se sigue la filosofía de “como lector debes haber leído una serie de libros elementales” y estoy de acuerdo, no puedes vivir sin haber leído al menos una vez “El Quijote”, pero estoy en contra con el método. Las instituciones no deberían obligar a leer, deberían fomentar la pasión por la literatura, crear lectores, porque si te apasiona la literatura, en algún momento de tu vida querrás leer El Quijote, eso es evidente.
Sin embargo, siendo tan jóvenes se les obliga a leer novelas enormes, leer a Góngora que murió hace cuatro siglos. Qué pasa con esta obligación, acaso no hay literatura reciente, acaso no hay clásicos en literatura juvenil. Mi prima me ha dicho que conoce a Tom Sawyer y a Mark Twain y es evidente que le ha gustado, no hay joven que lea Mark Twain y no le guste, y es un clásico.
A lo largo de los años, ha existido el argumento de una joven de 13 años, que se enamora, conoce al chico, de 16, pero sus padres no aceptan la relación, es prohibida y todo termina en una tragedia. Este argumento es el típico de cualquier novela romántica actual y también es el de Romeo y Julieta de William Shakespeare.
Son actuales, son unos sentimientos que vemos reflejados en la juventud de hoy en día, sin embargo, ¿se pueden sentir identificados con El Quijote? Los adolescentes tienen mucho poder, ellos pueden ir a su institución y argumentar qué lecturas quieren, pueden defender su postura, el por qué quieren que el docente guarde a Góngora en el cajón y no lo saqué más.
Los jóvenes son tan susceptibles que anhelo que no pierdan la pasión por la lectura, que lean lo que les gusté, que sean ese adolescente que yo fui a mis quince años, que leía lo que a mí me gustaba y que buscaba con quién compartir toda la bola de sentimientos que me generaba un libro, y mis familiares se sorprendían al verme leer, y ahora lo hacen con mi prima, porque piensan que los jóvenes no leen, pero sorpresa... los jóvenes sí leen.
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